4/3/07

Prólogos SE

-- 1º Prólogo --

Clicka para hacerla grande :3


Prólogo de Oscuridad

El débil sol se filtraba entre las rejas de la ventana, iluminando un cuarto desordenado, con cantidad de ropa desperdigada por todos lados; encima del ordenador, por encima de la cama, tirada por el suelo… era una verdadera cuadra. La habitación era bastante oscura, había muchos posters tétricos y siniestros que daban al lugar un aire tenebroso como si de una cueva se tratara.
Un agudo pitido cortó el silencio, el despertador estaba rompiendo los cimientos de la tranquilidad. Una mano brotaba de debajo de las mantas de la cama y, apartando la ropa que impedía el paso, agarra el despertador para segundos después hacerlo estallar contra la pared.

-Agh… Cada día me duele mas el cuerpo… empieza a ser insoportable…- Se escuchó con grave voz bajo las mantas.

Apartando la ropa de encima de la cama y las sábanas, el joven que dormía en la cama se pone en pie lentamente y con ligeros tambaleos, vistiendo solamente unos bóxers de color negro, un colgante plateado muy brillante, con una extraña forma parecida a una medialuna y unas gomas elásticas en la muñeca derecha. Era un hombre muy alto y delgado, aunque con algunos remarcados músculos. Sus largas melenas negras se balanceaban a cada movimiento que hacía caminando hacia el baño. Abriendo bruscamente la puerta se dirige a satisfacer las necesidades matinales, dirigiéndose después hacia el grifo para lavarse las manos. Con las manos mojadas, arrastra el pelo hacia atrás, que cae de forma liviana quedándose a la altura de la cintura, dejando ver su rostro y empezar a inspeccionarse en el espejo. Tenía una cara seria, profundos ojos y pobladas cejas que hacían una estampa facial serena y algo oscura. A cada lado de sus ojos tenía dos tribales de tamaño medio de tres puntas, que formaban una forma curiosa… dos puntas hacían la forma de unos cuernos y el tercero bajaba hacia las mejillas y se torcía hacia adentro como si fuera a rodear su ojo.

-Que guapo eres, Kacer. ¿Haces algo esta noche?- Se dice a si mismo guiñándose un ojo y forzando una amplia sonrisa que deja unos largos colmillos al descubierto.

Volviéndose hacia el cuarto de nuevo, coge unas prendas esparcidas por toda la habitación, buscando sus favoritas: Unos pantalones deportivos y anchos grises con una franja negra vertical que ocupaba toda la parte trasera del pantalón que estaban tirados por el suelo, una camiseta de manga larga de fina tela negra, tirada por encima de la cama, que se pone arremangándosela hasta los codos. Deambulando lentamente por todos lados encuentra unos calcetines negros.

-Uhm… Parece que están limpios… Aunque mejor no olerlos. – Dice pensando en voz alta.
Después de haberse puesto los calcetines, sale de su cuarto dirigiéndose hacia la cocina y mirando varias veces por las demás puertas que hay por el camino: Cuartos, baños… Era una casa realmente grande.

-Otro día mas sin ti…- Vuelve a dejar escapar en un susurro y agarrando el colgante con forma de medialuna con la mano izquierda.

Tras un largo camino por un pasillo que parecía casi infinito, Kacer llega a la cocina, muy amplia y con brillantes electrodomésticos. Abriendo la nevera coge cuatro huevos, una caja de cereales de trigo, un cartón de leche y una caja de aspirinas. Con todo entre los brazos se aproxima a la batidora que estaba a tres pasos de él y comienza a meter todo lo rebuscado en el frigorífico. Mientras el ruido de la batidora mezclaba todo, Kacer miró hacia un gran patio que tenía la casa, pasando por unas puertas correderas de cristal.

-Vaya... Parece que va a llover…- Soltó mirando el cielo a través del patio, para distraerse mientras su desayuno se preparaba. Tras el comentario, dejó de batir el delicioso batido y lo bebió todo de golpe en cuatro tragos.

-¡Ahhhh! Esto si que es un buen desayuno, bueno… hora de ir a clase- Afirmó mientras miraba su reloj de muñeca. A paso más ligero volvió a la habitación desordenada y, rebuscando entre la ropa, encontró unas botas grises y negras que encajaban con el pantalón. Sin más tardanza fue a coger una mochila de una correa que estaba encima de una silla, al lado de un escritorio en el que se encuentra una foto con un marco negro. Cuando el joven se acerca a coger la mochila y colgársela en el hombro derecho, coge la foto del escritorio y la contempla durante unos instantes. Dentro de ese oscuro marco había la foto de una chica joven, de coloridos y largos cabellos rojos y negros ojos como la noche, vestida con un vestido blanco de tirantes y frescos escotes posaba alegre sentada frente a un gran estanque de aguas transparentes en el cual se pueden ver unos patos de fondo.

-Ran…- Dice Kacer entristecido y dejando la foto en su lugar.

Ya totalmente equipado, coge unas llaves colgadas al lado de la entrada principal a la casa y sale por la puerta. Era un día bastante malo, nubes negras avecinaban tormenta y silencio en las calles daba mal presagio. Hojas volaban en las calles y fuerte viento apretaba. De repente unas gotas mojaron las sucias aceras, que tras unos segundos de chispeo, cayeron con furia.

-¡Joder! ¡¿Porqué a mi?!- Dice Kacer enrabiado mientras su larga melena empezaba a mojarse. Al ver que no amainaba empezó a correr para evitar mojarse lo más posible o encontrar algún sitio donde cubrirse de tan desafortunada lluvia.

-¡Mierda! ¡Tenía que haber cogido un paraguas cuando e visto el cielo tan nublado desde casa!- Continúa maldiciendo mientras acelera por las solitarias calles.

Con la mirada hacia abajo para que no le cayeran las gotas en la cara, gira una calle hacia la derecha acompañado de un ligero resbalado y solo coger la curva, cae al suelo rebotado tras el choque contra un cuerpo inmenso de gran tamaño y fuertes músculos. Tras dar varias vueltas en el suelo, el joven alza la mirada sorprendido, pensando que había hecho daño a alguien... Un hombre calvo, que pasaba los dos metros de altura y con enormes brazos y pecho le contemplaba por encima de unas gafas de sol. Tras él aparecieron un par más de hombres trajeados y con gafas de sol, uno alto y muy delgado con las cejas depiladas, una larga cresta verde y la cara llena de piercings, y otro, más bajito que los anteriores y algo rechoncho que destacaba una pequeña perilla de su sonriente y redonda cara.

-Hehehe… Nadie tumba a Aries.- Afirma el hombre gordo de perilla entre pequeñas risitas cortadas.
-¿Como andas, Kacer?- Pregunta seriamente Aries.
-Hemos venido a comprobar si ya has despertado.- Termina el hombre de cresta

Los ojos de Kacer estaban llenos de rabia, su garganta desprendía sonoros rugidos y sus salientes colmillos pintados en una faceta enfurecida daban una sensación salvaje que aterraba a cualquier humano.

-¿Lens, Aries y Garren… Solo habéis venido vosotros? ¡¿Dónde está el resto?! ¡¡Os mataré a todos, desgraciados!!- Grita Kacer enfurecido con una voz gutural que hacía temblar los cimientos de las casas y los muros que contemplaban la escena.

-¿El resto? ¿Para que quieres saberlo si no podrías matarnos a ninguno de nosotros?- Contesta Garren zarandeando la cresta de lado a lado en gesto de burla. Pocos segundos después, el joven no soporta la presión de su ira y se abalanza imbuido en furia y desgarrantes rugidos hacia el hombre con cresta, Garren. Tras unos pocos pasos corriendo a una impresionante velocidad, empieza a brotar de la mano derecha de Kacer un humo negro muy extraño, como si su carne se estuviera evaporando con la lluvia, era un humo bastante denso, aunque no llegaba a ser opaco.

-Lo siento… Insuficiente.- Dice serenamente Aries, el hombre musculoso, para tras esas palabras, golpear a Kacer con el dorso de su mano derecha justo cuando daba un salto para atacar, el cual hace que su espalda choque contra el muro de cimiento provocando una onda en el muro que le hizo resquebrajarse. Los anteriores rugidos del chico ahora parecían gritos llenos de dolor, la sangre salió en un escupitajo y corría en sus labios, había sido un golpe verdaderamente tremendo, casi inhumano. Kacer cae al suelo quedándose sentado con el pelo tapando su frustrado rostro. El pequeño Lens se coloca tranquilamente enfrente del chico, a unos cuatro pasos.

-Será mejor que despiertes a la oscuridad que hay en ti pronto, sino ya sabes lo que puede pasar, hehehe…- Dice provocativamente para después reventar en una sonora carcajada.
-¡¡Jamás os entregaré mi sello!!- Estalla Kacer levantando la cara repleta de odio volviendo a mostrar sus colmillos repletos de sangre que brotaba de su boca.
-Con que esas tenemos, bestia inmadura…- Sobrepone Lens. El rechoncho hace retroceder el brazo derecho y de un brusco y veloz movimiento hacia Kacer desprende de su mano una especie de esfera negra que rápidamente se engancha en el pecho del chico. Solamente hubo tiempo para un suspiro antes de que tremendos espasmos hicieran vibrar todos los músculos y órganos en dolorosas compulsiones provocadas por la esfera que estaba chirriando fuertes pitidos mientras vibraba a gran velocidad. Tras unos largos segundos, la esfera se desvanece sin dejar rastro y Kacer cae completamente al suelo lateralmente semiinconsciente, con la poca fuerza que le queda al chico, levanta su cabeza apoyándose en un brazo y abre un ojo para mirar a Lens, que esperaba de pie bajo la lluvia.
-Vaya, ¿sigues vivo? Hoy has tenido mala suerte, Kacer, el jefe nos mandó matarte si no respondías, y no lo has hecho… Es hora de terminar con esto, has tenido demasiado tiempo y lo has desaprovechado.- Dice Lens esbozando una malvada y amplia sonrisa.
-¿Porque no le dejamos algo mas de tiempo?- Dice Aries de fondo.
-¡No seas nenaza, Aries! Déjame terminar con esto, Lens.- Dice Garren poniendo una mano en el hombro del rechoncho. Tras estas palabras, Lens se aparta y Garren, en su lugar, adopta una postura extraña... Adelantando sus dos brazos y colocándolos horizontalmente, abre la palma de sus manos por completo.
-Te voy a permitir morir con tu propio Element…- Tras este susurro, las venas de sus brazos empiezan a hincharse y a oscurecerse, sus brazos se iban poniendo negros hasta la altura del codo poco a poco, pero justo cuando el extraño poder parecía terminar, una fuerte iluminación cegó a todos los presentes.

-Aguanta, Oscuridad…- Fueron las últimas palabras que el joven Kacer pudo escuchar entre los gritos de dolor de los tres tipos bien vestidos antes de caer totalmente inconsciente.




[Domingo, 24 diciembre de 2006
Cristian Hernández, Seven Elements]



-- 2º Prólogo --

Click para ampliar


Prólogo de Luz

Y por fin el agudo pitido resonó por todo el edificio, “Universidad de Tirianda” ponía en el cartel que estaba colgado en lo alto de la gran puerta donde se entraba al recinto.

-¡Va tíos! ¡Dejaros de bromas y abrid la puerta! – Se escuchaba en el fondo del baño de hombres. Eran unos servicios de caballeros bastante limpios, se notaba que era una universidad cara y de prestigio a simple vista, aunque solo cerrar las puertas se vieran pintadas de todo tipo, hechas por los habituales indeseados alumnos que siempre tienen todo lo que piden gracias a una rica familia. Tras una de estas puertas metálicas llenas de pintadas, la voz proseguía con sus gritos de auxilio.
-¡No tiene gracia! ¡Abrid ya la puerta! – Decía ya enfadado.-
-¡¿Hola?! ¡¿Qué no hay nadie?!- Acabó preguntando la voz en un tomo mas serio… a los cinco segundos la puerta salió disparada unos metros en una pequeña explosión y cayó encima de los grifos. La pequeña explosión, además de bastante ruido añadido al golpe de la puerta contra los cristales, provocó una enorme humareda que se iba disipando poco a poco. Antes de que desapareciera totalmente, el hombre atravesó la cortina de humo gris. Era un chico joven de estatura media con unos pelos algo desaliñados que dejaban tapadas sus orejas y su frente, además de recogerse el pelo de atrás en una goma roja formando una pequeña coleta que no pasaba de los hombros, era un peinado realmente extraño para un alumno de una universidad de aspecto tan rico y de calidad. Vestía unos tejanos algo anchados y una sudadera naranja con franjas blancas en los hombros y capucha que colgaba bajo su coleta, como calzado portaba unas bambas deportivas negras con franjas naranjas, aparentemente, no era el uniforme que debería llevar alguien en horario de clases.

- Aaaah… Otra vez he tenido que utilizarlo, maldita sea…- Se quejaba entre agitadas respiraciones. Sin detenerse a pensar ni un segundo, el joven apuntó la palma de su mano hacia la puerta derrumbada y abollada, un punto de luz empezó a brotar brillante en el centro de su mano, el cual tras unos segundos se extendió hasta ocupar totalmente la palma, la cara del joven se veía forzada, como si le costara mantener mucho la luz brillante.

-Vamos… ¡Rápido, joder!- A continuación de estas palabras, la puerta volvió rápidamente a su sitio original sin ningún rasguño y los cristales volvieron a juntarse. Todo se había reparado solo en cuestión de dos o tres segundos, era algo verdaderamente increíble. La luz que relucía en la palma del chico desapareció fugazmente al escuchar pasos fuera del lavabo, unos hombres entraron enseguida dando un fuerte portazo.


-¿¡Que pasa aquí?!- Gritó un hombre con gafas que acababa de abrir la puerta bruscamente.
-¿Gyneon? ¿Qué haces aquí chico? ¿Tu has hecho ese tremendo ruido?- Preguntó un segundo hombre mas bajo que llegaba segundos mas tarde tras el hombre de gafas.
-Si señor, siento mucho haberos asustado. Verá, me resbalé y caí al suelo, nada más.- Afirmó serenamente el joven que acababa de derrumbar y reconstruir la puerta, Gyneon.
-Vaya… Pensábamos que se derrumbaba la universidad… Ten más cuidado joven.- Acabó el hombre de gafas para después de eso, cerrar la puerta.
-Que raro es el chico este… ¿Como se habrá caído para hacer tanto ruido?-Se escuchaba lejanamente mientras los hombres se alejaban. Gyneon se acercó a un grifo y se mojó la cara, cerró el grifo y con las manos apoyadas todavía en la pica se quedó unos instantes mirándose en el espejo. Sus ojos empezaron a perderse en la nada y poco a poco se iba desvaneciendo en un sueño, dejándose caer lentamente se apoyó en la pared, quedándose inconsciente.


-¿Gyneon? ¿Tío, estás bien?- Unas delicadas palabras despertaron al joven de su inconsciencia, que abrió lentamente los ojos para ver un rostro pálido. Tenía ante él a un chico que a primera vista parecía más joven que Gyneon, con unos cortos pelos naranjas tirados totalmente hacia atrás y engominados para acabar totalmente horizontales a su cabeza, el chico siguió intentando despejar a Gyneon con una amplia sonrisa marcada en su cara y una leve risita.
- Vamos Gy, despéjate ya… has faltado a tres clases, a saber cuanto rato llevas aquí tirado.- Terminó el chico de pelo naranja.
- Agh… Siempre me tienes que venir a ayudar, ¿eh Hush?- Sonrió Gyneon, intentando levantarse apoyándose en Hush.
-¡Uaaah! – Gritó el chico dolorido al hacer fuerza para intentar levantarse
-Los has vuelto a usar, ¿Verdad?- Preguntó Hush
-Si, cada día son más potentes, empiezo a tener miedo. No se que son estos extraños poderes, pero me agotan totalmente…- Contestó Gyneon
-De verdad, deberías usarlos menos, parecen peligrosos. Vamos, te acompañaré hasta tu casa, hoy no tenemos mas clases, te las has pasado todas durmiendo en el baño, suerte has tenido que he sido el primero en entrar…- Termina Hush, casi regañando a Gyneon.

El chico de pelo naranja coge con el brazo derecho a Gyneon y dejando que se apoye en sus hombros van lentamente hacia fuera de los lavabos. Los pasillos de la universidad estaban ya vacíos, todos los alumnos habían marchado ya. Eran unos pasillos muy largos y soleados por grandes ventanas, además de tener centenares de taquillas azules y enumeradas en el lado contrario. De vez en cuando pasaba algún alumno que debía haberse entretenido o iba a la sala de informática o biblioteca, algunos profesores también deambulaban por los pasillos demasiado inmersos en su trabajo para fijarse en los chicos. Después de aver recorrido las tres plantas de la universidad y haber salido a la calle, Hush decide romper el silencio mientras guiaba a su amigo hacia su casa.
-Gyneon… Me estaba preguntando, si eres capaz de tumbar una puerta con esos poderes, ¿porque no te has defendido así de los chicos que te encerraron adentro? Con ese tremendo poder… ¡podrías haberles dado una buena paliza! - Preguntó curiosamente Hush
-No creo poseer este poder para aprovecharme de los demás, además, me es indiferente que me encierren, no voy a utilizar la violencia por esa tontería. Odio la violencia.- Contestó firmemente Gyneon.
-¡Eres demasiado bueno! ¿No ves que son ellos los que se aprovechan de ti?- Insistió Hush

Gyneon guardó silencio y Hush asumió que estaba demasiado agotado para seguir con la conversación. Ambos se mantuvieron en silencio hasta llegar a la puerta de la casa de Gyneon. Era una casa de dos pisos con un alargado balcón lleno de plantas.

-Ya hemos llegado… Tu madre tiene que estar preocupada, ya nos veremos mañana, ¿me vienes a buscar como siempre para ir juntos a clase, vale? ¡Nos vemos!- Dijo Hush mientras dejaba a Gyneon apoyado en la puerta de su casa y se iba despidiéndose, agitando rápidamente la mano.
-Si… hasta mañana…- Contestó Gyneon como pudo.- ¡Por cierto, Hush, respecto a lo de antes, usaré mis poderes cada vez que alguien los necesite!- Intentaba gritar el joven antes de perder de vista a su amigo.

El joven entró en su casa y subió unos pequeños escalones de madera hasta llegar al pasillo central, en una puerta a la izquierda estaba su madre en un sofá con una manta encima y dormida con la televisión encendida. Gyneon entró en la habitación, apagó el televisor y sin pararse a mirar a su madre subió unas escaleras lentamente que se hallaban a la derecha del pasillo central. Ya en el segundo piso abrió una puerta, tras ella estaba su habitación, con un escritorio totalmente ordenado y limpio, una estantería llena de libros de historia y fantasía, una mesita de noche con una lámpara y unos cuantos cómics encima y una cama, hecha a la perfección con una manta azul marino. Solo abrir la puerta el joven cayó rendido sobre las mantas azules y sin esperar ni un segundo quedó totalmente dormido.
A la mañana siguiente, el móvil comenzó a sonar y vibrar sobre la mesita de noche, al cabo de un buen rato Gyneon consiguió volver al mundo e incorporarse, todavía sin fuerzas. En el móvil marcaba el nombre y número de Hush, sin dudarlo ni siquiera un instante, Gyneon descolgó.
-¿Si, quien es?- Dijo el chico con coleta mientras se quitaba las legañas. - ¿¡Qué?! Si, enseguida voy.- Dijo Gyneon colgando el teléfono. Rápidamente se puso en pie y salió corriendo por la puerta de su cuarto y bajó casi de dos botes las escaleras, sin decir nada se fue corriendo a la calle y se dirigió a toda velocidad hacia la casa de Hush. Al cabo de unos pocos minutos el timbre sonaba en casa de Hush, la madre acudió rápidamente a abrir la puerta, al abrirla Gyneon esperaba sofocado tras ella.
-Ven, rápido.- Dijo la madre volteándose y yendo rápidamente hacia la habitación de Hush.

Ambos se dirigieron hacia la habitación de Hush, pasando por varias puertas hasta llegar a una ya abierta. Al entrar se podía ver al chico de pelo naranja intentando respirar bajo las sábanas, al lado de una mesa llena de potes con medicamentos.

-¡Por favor, Gyneon, cúrale con tus poderes otra vez!- Suplicaba la madre.

Gyneon puso las manos sobre el pecho de Hush sin llegar a tocarlo e hizo aparecer la brillante luz de nuevo. Al cabo de un buen rato, Hush seguía respirando agitadamente y sudando a chorros.

-¡No lo entiendo! No logro hacer que desaparezca el dolor…- Decía preocupado el chico
-Por favor Gyneon, cúrale…- Rezaba la madre

Gyneon cayó rendido y magullado.

-Lo siento, señora, esta vez le ha dado un ataque muy fuerte… Solo he logrado estabilizarlo…- Aclaró Gyneon totalmente abatido. La mujer rompió a llorar.
-Si ni siquiera tus poderes pueden curarle ya… No se que hacer… Los médicos todavía no han logrado saber que es esta extraña enfermedad… No quiero que mi hijo se muera, por favor…- Acabó la mujer entre lágrimas
-¡No pienso dejar que muera! ¡Encontraré la forma de sanarle!- Dijo seriamente Gyneon intentando calmar el dolor de la mujer.
-Está bien chico, marcha a clase, yo me quedaré cuidando de Hush… Por favor… Intenta curarle, eres el único que puede…- Dijo la madre sentándose al lado de su hijo en la cama y secándose las lágrimas.

Gyneon entristecido salió de la casa de Hush y se puso camino a su casa con la mirada clavada en el suelo. De camino, mientras el joven daba vueltas y mas vueltas a sus pensamientos y preocupaciones sobre el problema de su amigo, una voz le hizo parar en seco.

-Ya ha llegado el momento…- Se escuchó de la nada, con voz temblorosa.

El joven al no ver a nadie pensó que su imaginación le estaba haciendo una mala pasada y siguió su paso.

-Gyneon, por fin ha llegado el día en que abandones todo en lo que crees y vengas conmigo.- Afirmo firme la temblorosa voz.
-¡¿Quién eres?! ¿Dónde te escondes?- Preguntó ya asustado el chico mientras su mirada registraba rápidamente cada rincón de la calle. De un apagado callejón cerca de donde se encontraba Gyneon parado, una pequeña silueta se formaba lentamente entre la oscuridad.
-Sé que piensas, joven Luz. Deseas poder, se te puede ver en la cara, a pesar de que tu corazón es bondadoso anhelas mas poder del que actualmente reside en ti. Eso vengo a ofrecerte. Olvida todo hasta ahora, tienes que venir conmigo para cumplir tus propósitos. Sígueme si quieres descubrir tu verdadero futuro- Dijo la silueta misteriosa antes de dar media vuelta y marchar en la oscuridad de el callejón

Gyneon confuso se mantuvo unos segundos pensativo, sabía que no debía seguirle, al fin y al cabo no le conocía de nada y podría ser peligroso, pero algo en su interior afloraba despertando confianza en esa silueta, su corazón dictaba que ese callejón era su siguiente paso y que debía seguirla, para descubrir mas sobre él mismo. Así que se introdujo en la oscuridad del callejón en busca de la pequeña silueta…


[Jueves, 28 diciembre de 2006
Cristian Hernández, Seven Elements]

4 comentarios:

Anónimo dijo...

YYYEEEaa ese tolkien del siglo XIX xDD ajajaaj puto kacer jejeje aver si m pasas ese video del metal zone XDDD engaaa escribe mas q kiero saver mas XDD UN BESOTE CON AMOR PARA TODAS

Anónimo dijo...

SOY EL LUISETE

Anónimo dijo...

La historia se va a quedar así, sin acavar?

Pete dijo...

Pregunta aquí, es el que lo lleva :D

kazeru5@gmail.com